El cambio es formar jugadores

Por Jorge Barraza. ColumnistaSe comprende el malhumor ciudadano, la desazón. La ilusión se rompió en mil pedazos. Sin embargo, analíticamente, Perú compuso unas Eliminatorias correctas, bastante dignas y dentro de sus posibilidades. Lógicas, más que nada. Después de mucho tiempo pareció un equipo serio, trabajado, que le hizo frente a todos. En el desarrollo de los partidos no fue menos que otros. Dominó a Argentina, no mereció perder con Colombia, venció a Ecuador, Venezuela y Chile, dio batalla a Uruguayy#8230; Significa que tácticamente no estaba detrás de los seis de arriba. No le alcanza para el boleto porque le faltan esos diez centavos de calidad que hacen la diferencia. No tiene un Suárez. Frente a Argentina hizo méritos sobrados para los 3 puntos, pero Higuaín transformó un centro en un gol fantástico y le sustrajo la victoria. Cambiarle 90 grados la trayectoria a una pelota que viene al ras, del mismo lado del pie de remate, y ponerla en un ángulo bajo es uno de los gestos técnicos más difíciles de este juego. Eso se llama clase. Y la clase no se fabrica ni se prepara. No tuvo tampoco eso Perú: un Higuaín, un tipo que de la nada la mande adentro. También es verdad que esas producciones que enunciamos fueron todas en Lima. Afuera no gana. Para imponer una idea, un planteo y un resultado de visitante se requiere jerarquía. Más en unas Eliminatorias. Y además no le da para sostener su juego en dos partidos seguidos, con apenas cuatro días de diferencia. Eso es porque el jugador no está preparado mentalmente para asumirlo. Para ello se necesita recambio. Y no había. ?Hoy es más importante el carácter que el talento?, dice Jorge Luis Pinto, quien acaba de clasificar a Costa Rica. Adherimos.Lo mejor del proceso fue que se contrató un técnico de primera línea, que se le dieron excelentes condiciones para trabajar y todo el respaldo, sobre todo del público. Markarián devolvió todo eso armando el equipo más competitivo posible. Llegó hasta donde se lo permitió la categoría de los jugadores. Ese es el límite de cualquier entrenador, por capaz que sea. Esto no es el metegol, en que todos los muñequitos son iguales y los maneja uno de afuera.La amargura de Markarián es imaginable: comprobó que es menos mago de lo que el mote le adjudica. Se jugaba la vida que clasificaba a Perú. No pudo; él tampoco.La gente cree que porque se le pagó un gran contrato estaba obligado a llevarlos al Mundial. Todos los técnicos de prestigio cobran un gran...

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