Bases antropológicas para una fundamentación de los Derechos Humanos

AutorRafael Santa María D'Angelo
CargoDoctor de Derecho por la Pontificia Universidad Lateranense-Roma
Páginas1-19

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BASES ANTROPOLÓGICAS PARA UNA FUNDAMENTACIÓN DE LOS DERECHOS

HUMANOS

Rafael Santa María D’Angelo

Resumen

El reciente crecimiento en la comunidad internacional de los Derechos Humanos lleva consigo la necesidad de reflexionar sobre su único fundamento: el antropológico. Aspectos inherentes a la persona humana como la dignidad, la libertad y el amor nos muestran en sus conceptos y su sentido integral, elementos que superan la relativización (y sus reduccionismos) del ser humano, y al mismo tiempo representan para el derecho el horizonte a una mejor comprensión del fundamento y de su sentido último.

Palabras clave

Persona humana, relativismo, dignidad, libertad, caridad, derecho

Sumario

Introducción. 1. Algunas consideraciones sobre el relativismo. 2. El problema del reduccionismo antropológico. 3. Dignidad de la persona humana, libertad y derecho. 3.1. Dignidad humana: de lo ontológico a lo moral. 3.2. Libertad, verdad y amor. 3.3. La dignidad de la Persona humana y el derecho. Conclusiones.

 Doctor de Derecho por la Pontificia Universidad Lateranense-Roma. Profesor de Filosofía del Derecho y Deontología Jurídica de la Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo de Chiclayo.

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Introducción

“Todos los hombres desean la verdad”, esta expresión referida por Aristóteles1, muestra que la aspiración natural de todo hombre por alcanzar la verdad se encuentra desde los orígenes mismos de la humanidad.

La exhortación “conócete a ti mismo” esculpida sobre el dintel del templo de Delfos, mostraba la necesidad de responder a preguntas fundamentales como: ¿Quién soy?, ¿De dónde vengo?, ¿A dónde voy? Son interrogantes formuladas a todo hombre y en toda cultura.

Ciertamente la pregunta del hombre sobre sí no se limita a su propia individualidad, dado que estas cuestiones se universalizan, implica reconocer a la propia subjetividad como perteneciente a la naturaleza humana.

El hombre sigue siendo en gran medida un misterio, son vigentes las palabras de Sófocles cuando afirmaba que “muchas son las cosas misteriosas, pero nada tan misterioso como el hombre”2.

Para el cristiano, la cuestión acerca del hombre adquiere un lugar central, pues está enraizada a Dios, y sabemos por la Revelación que el hombre es “imagen y semejanza de Dios”3, y por consiguiente acceder al misterio del hombre es acceder al misterio de Dios, a través de su imagen en el hombre, fundamento de su inherente dignidad.

Ahora bien, esta reflexión en la actualidad viene dejada de lado por el relativismo imperante al negar toda referencia a la verdad, especialmente viene cegada la dimensión trascendente del ser humano por los reduccionismos antropológicos que se proponen, alejando cada vez más a la persona humana de su propia identidad.

Ante esta situación, urge reflexionar sobre la dignidad humana, sobre aquello que es y será siempre el valor intrínseco de todo ser humano, fundamento de todo derecho humano.

1ARISTOTELES, Metafisica, I.1

2SOFOCLES, Antífona, vv. 332- 333.

3Génesis, I, 26-27

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1. Algunas consideraciones sobre el relativismo

El relativismo se entiende como la actitud intencional profunda que la conciencia contemporánea – creyente y no creyente- asume fácilmente con relación a la verdad4.

El planteamiento relativista considera que en las realidades divinas y en el sentido profundo humano (personal y social), no existe una única vía para su conocimiento, pues todo queda condicionado a la historia, la cultura y la religión.

Expresando una parábola budista, el Card. Joseph Ratzinger, hoy S.S. Benedicto XVI5,

refiere a un rey que reunió a un número de ciegos qué no sabían lo que era un elefante. Uno tocó la cabeza, otro la trompa, otro la oreja, las patas. Cuando preguntó el rey a los ciegos sobre el elefante, cada uno daba diversas explicaciones sobre el animal, luego éstos comenzaron a discutir violentamente, llegando el punto de pelear físicamente, para deleite del rey, que a fin de cuentas era aquello deseado.

Este cuento ayuda a entender algunos planteamientos del relativismo. Primero, los hombres al querer absolutizar un conocimiento parcial seremos como los ciegos, inconscientes de nuestra intrínseca limitación. Segundo, al tomar esta posición, adquirimos un comportamiento violento e irrespetuoso, incompatible a la dignidad humana, al respeto, la tolerancia, y al final de cuentas, de la democracia.

Este razonamiento no parece darse cuenta que el relativismo hace posible la burla y el abuso de quien detenta el poder: en el cuento, el rey; sin embargo en la actualidad, vienen representados por los que manejan el poder económico, político, ideológico, por medio de un manejo hábil, inescrupuloso de la opinión pública y de las otras expresiones del poder.

Para superar el relativismo, se debe pasar “desde la perspectiva teórica a la perspectiva éticopolítica…una cosa es la relación de la conciencia con la verdad, y otra bien distinta es la justicia de las personas”6.

4RODRIGUEZ LUÑO ANGEL, Cultura, Política y Conciencia Cristiana. Ensayos de Ética Política.

RIALP Madrid 2007. Pp. 179

5Cfr. RATZINGER CARD. JOSEPH, Fe, Verdad y Tolerancia. Ediciones Sígueme, Salamanca 2008. Pp. 143

6RODRIGUEZ LUÑO ANGEL, Op. Cit., Pp. 188-189. “Negar el principio moral, impugnar ese órgano de conocimiento- previo a cualquier especialización- que llamamos conciencia, significa negar al hombre”. RATZINGER CARD. JOSEPH, Verdad, valores y Poder, Piedras de toque de la sociedad pluralista. Rialp. Segunda Edición. Madrid 1998. Pp. 31

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De esta lógica, una afirmación especulativa, que intenta decir cómo son las cosas, sólo las puede decir de modo verdadero o falso. Para otras apreciaciones (la estructura del Estado, la forma de gobierno, la concepción de los derechos civiles), se podría decir que cabe otra valoración de justo o injusto, liberal o conservador.

“Ciertamente, no hay un único modelo de organización política y económica de la libertad humana, ya que culturas diferentes y experiencias históricas diversas dan origen, en una sociedad libre y responsable, a diferentes formas institucionales. Pero una cosa es afirmar un legítimo pluralismo de "formas de libertad", y otra cosa es negar el carácter universal o inteligible de la naturaleza del hombre o de la experiencia humana. Esta segunda perspectiva hace muy difícil, o incluso imposible, una política internacional de persuasión….”7

Vemos como esta corriente relativista tiende a dudar y a desconocer conceptos básicos, entre éstos el de la propia naturaleza y dignidad humana, considerando inalcanzable su conceptualización.

Y es que “…poner en el centro el tema de la verdad no es un acto meramente especulativo, restringido a un pequeño círculo de pensadores; al contrario, es una cuestión vital para dar profunda identidad a la vida personal y suscitar la responsabilidad en las relaciones sociales (cf. Ef. 4, 25). De hecho, si no se plantea el interrogante sobre la verdad y no se admite que cada persona tiene la posibilidad concreta de alcanzarla, la vida acaba por reducirse a un abanico de hipótesis sin referencias ciertas…”8.

2. El problema del reduccionismo antropológico

La aproximación al ser humano si bien es un misterio, sin embargo existe una precomprensión orientadora, precomprensión del hombre, que durante años ha sabido reconocer en toda persona dimensiones inseparables dentro de su unicidad biológica-sicológica-espiritual9.

7JUAN PABLO II, Discurso a la Quincuagésima Asamblea General de las Naciones Unidas, Nueva York, 5 de octubre de 1995. (el énfasis es nuestro)

8BENEDICTO XVI, Discurso en la visita del Santo Padre a la Pontificia Universidad Lateranense, 21 de octubre de 2006.

9Cfr. LUCAS LUCAS RAMON, El hombre, espíritu encarnado. Compendio de filosofía del hombre. Editorial Sígueme. Salamanca 2005. Pp. 8-25. Así, una visión integral al ser humano debe comprender tres realidades que interactúan dentro de la unicidad de su ser. Un aspecto biológico que muestra un cuerpo físico que se va desarrollando desde la concepción hasta la muerte natural; un aspecto psicológico que muestra el lado racional del hombre, la inteligencia; y por último y no por ello el menos importante, un aspecto

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Si el sentido común y el lenguaje ordinario nos sugieren la similitud de los términos “persona” y “ser humano”, acompañada de una reflexión habituada a concebir la persona como caracterización apropiada de lo humano. En nuestros días por los recientes avances científicos a nivel de la biomedicina y el bioderecho, no es muy sencillo identificar o asociar el significado de estos términos.

No pocos en la actualidad al referirse a la “persona” consideran que no significa “ser humano” y viceversa10. Separada de sus raíces, la noción de persona asume hoy nuevos roles que ponen en peligro su propio valor, intuitivo y originario. Luego de los fenómenos discriminatorios referidos, nos enfrentamos ahora a una nueva forma de exclusión humana más sutil, por el grado de desarrollo físico, psíquico y social del ser humano, que específicamente ataca los casos confines: la discriminación contra los embriones, los fetos, los niños, los discapacitados, los ancianos, los enfermos incurables.

Entre algunas visiones reduccionistas destacan el dualismo, el utilitarismo y el sociobiologismo11.

a) Dualismo

Con esta visión reduccionista se separan los conceptos de ser humano y persona...

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