Vóley peruano finalizó en el puesto 15 del Mundial de Japón

Por Raúl Tola. Columnista

Ayer Brasil y Rusia jugaron la final del Mundial Japón 2010. Los peruanos contemplamos la magnífica y muy emotiva exhibición de vóleibol que coronó a las europeas con una sensación amarga, con la esperanza de volver a ver a nuestra selección en la disputa de mundiales y olimpiadas, pero con la sospecha de que cada vez estamos más lejos, porque mientras los demás progresan, nosotros por incapacidad dirigencial, por falta de norte, por un cúmulo de decisiones erradas nos hemos estancado.

Que en la gira por Corea previa al Mundial las jugadoras tuvieran que alimentarse con una dieta exclusiva de huevo y arroz, lo que hizo que algunas perdieran entre tres o cuatro kilos en el anticipo de la alta competición, no definió el puesto 15 que ocupó Perú, pero es un ejemplo de la incompetencia que es pan de todos los días en la Federación Peruana de Vóleibol, la misma que impide que nuestro deporte más querido despierte de su letargo.

Muchos nos entusiasmamos luego de ver la evolución que el equipo peruano había tenido desde que el coreano Kim Cheol Yong asumió la dirección técnica. Desafortunadamente, en el Mundial esos progresos no se advirtieron. Dos cosas pueden haber ocurrido: que Perú haya jugado muy por debajo de su nivel, o que los campeonatos de práctica...

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