Los peligros de consumir alimentos crudos

AutorMaite Pelayo

LOS PELIGROS DE CONSUMIR ALIMENTOS CRUDOS

Por Maite Pelayo

El calor es un poderoso higienizante que elimina microorganismos y otros organismos vivos de los alimentos, algunos de ellos capaces de provocar enfermedades. Comer alimentos crudos, es decir, productos de origen animal o vegetal que no se han sometido a procesos culinarios de aplicación de calor, es un factor de riesgo. Las personas que se alimentan solo o casi de forma exclusiva de productos crudos, los llamados crudívoros, tienen mayor probabilidad que el resto de la población de sufrir una alteración alimentaria, aunque todos los consumidores incluyen alimentos crudos en su dieta. Es más, debe ser así para que ésta se considere sana. La Organización Mundial de la Salud recomienda consumir cinco raciones de frutas y hortalizas crudas al día para alcanzar un equilibrio nutricional, pero no sin tomar ciertas precauciones sanitarias.

- Imagen: Bob Smith - En la mayoría de los casos en los que se consumen alimentos crudos, las medidas de seguridad se resumen en dos consejos básicos: conseguir un producto de confianza en su origen que, además, deberá estar muy fresco; y extremar las medidas de higiene en cuanto a conservación y manipulación. Verduras y hortalizas son los alimentos que se consumen crudos de forma más generalizada y pueden ser vehículo de transmisión de microorganismos patógenos o parásitos, como el toxoplasma, sobre todo, por contaminación a través del agua de riego o del propio sustrato de tierra.

La higienización alternativa al cocinado con calor sería la limpieza con agua para arrastrar posibles restos de tierra y otras impurezas y la posterior desinfección. Ésta puede realizarse con una solución de agua con unas gotas de lejía, apta para desinfección de agua y alimentos (la dosis variará en función de su concentración y, a menudo, está indicada en el propio envase), y posterior aclarado con agua del grifo o bien con soluciones comerciales ya preparadas, de acuerdo con las instrucciones del fabricante. Es conveniente lavar también con agua potable las frutas, tanto si se consumen con piel como si no, dado que su manipulación provocará que posibles restos de sustancias no deseadas contaminen la pulpa.

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