Introducción

AutorCarlos Blancas Bustamante
Páginas11-13

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Investigaciones psicológicas y psiquiátricas llevadas a cabo en la década de los ochenta del siglo pasado permitieron descubrir la existencia de un fenómeno que estaba afectando la salud psíquica de los trabajadores de varios países de la Unión Europea y cuya magnitud, según algunas opiniones, podía equipararse a la de una epidemia1.

Este fenómeno, según la Tercera Encuesta Europea sobre condiciones de trabajo, 2000, afectaba al 9% de los trabajadores de la Europa de los 15, lo que representaba aproximadamente 12 millones de trabajadores, los cuales sufrieron alguna forma de acoso en los 12 meses previos a la encuesta2. Desagregando esta cifra por países, el acoso moral alcanzaba al 15% en Finlandia, al 14% en HolandaPage 12 y el Reino Unido, al 12% en Suecia, 11% en Bélgica, 10% en Francia e Irlanda, 8% en Dinamarca, 7% en Alemania y Luxemburgo, 6% en Austria, 5% en España y Grecia y 4% en Italia y Portugal3.

Aunque otros estudios, de ámbito nacional, en los países de la Unión Europea, arrojan resultados más conservadores4 es innegable que la magnitud de este fenómeno no puede ser soslayada, pues, en cualquier caso, la cifra de trabajadores afectados por el mobbing o acoso moral es suficientemente elevada como para que sea considerado un grave problema relativo a la salud de los trabajadores5 y, como más adelante se evidenciará, al ejercicio de sus derechos fundamentales.

Si bien las cifras antes presentadas, se refieren a una parte de los países europeos, ciertamente la más desarrollada de ese continente, es innegable que el problema que han puesto en evidencia no es patrimonio exclusivo de éstos. Sin duda, la misma situación, probablemente en mayor dimensión, existe en muchos otros continentes y países, en los que aún no se han efectuado investigaciones ni encuestas al respecto, pero en los que la experiencia cotidiana acredita la existencia de prácticas laborales que se caracterizan por el veja-Page 13men, sistemático y deliberado, a los trabajadores, la degradación de su ambiente de trabajo y la lesión a sus derechos fundamentales.

Desde luego, en el Perú no existen investigaciones científicas ni estadísticas acerca de este fenómeno, pero ello no significa que no exista, sino que, ante las urgencias económicas y sociales que suelen dominar las cuestiones laborales, no se le ha prestado la importancia debida, pese a que la experiencia cotidiana indica que los casos de maltrato y hostigamiento moral al trabajador no constituyen...

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