El dolor de no alcanzar las metas de crecimiento despierta a Brasil de sus sueños

AutorJoe Leahy

Se ha puesto de moda entre los inversionistas que están enojados por la interferencia del Gobierno Brasileño en la economía, mencionar que el país más grande de América Latina sigue el mismo camino que su vecino descaradamente intervencionista: Argentina.

Pero Brasil ha demostrado que está muy lejos de ejercer el control sobre la economía cuando la entidad oficial de estadística reveló cifras de crecimiento en el tercer trimestre que son dramáticamente diferentes de las proyecciones hechas pocos días antes.

A diferencia del Gobierno Argentino al cual se le acusa de manipular las cifras oficiales, en el caso de Brasil es rara la vez que un equipo económico gubernamental se haya equivocado tanto. El PBI creció 0,6% en el tercer trimestre, comparado con el segundo trimestre, es decir casi la mitad de la tasa que el Ministerio de Finanzas y el Banco Central habían pronosticado hace pocos días.

Para ser justos, la cifra también estaba incluso por debajo de las proyecciones más pesimistas del mercado. Por lo tanto, para la presidenta Dilma Rousseff, aunque el pronóstico equivocado haya causado vergüenza, la mayor preocupación será la de averiguar qué demonios anda mal en la economía. ¿Se estará desarmando repentinamente el sueño brasileño de salir al fin de la tan mentada trampa de los ingresos medios después de una década de fuerte crecimiento económico?.

Brasil es ahora el país con el crecimiento más lento en el club de los Brics de las grandes naciones emergentes, incluso cuando China e India también están por entrar en sus peores años luego de una década o más, y mientras el crecimiento está perdiendo tracción también en Rusia. El país logró crecer a una tasa anualizada de solamente el 2,4% en el tercer trimestre y espera crecer solamente el 1% en el 2012. A excepción del 2009 y de las secuelas de la crisis financiera global, esta situación habría hecho que el 2012 fuera el peor año en toda una década para la economía del Brasil.

Se han desplegado esfuerzos dinámicos para reforzar el crecimiento. El gobierno ha rebajado temporalmente los impuestos sobre la compra de autos nuevos, salvando a una industria de vital importancia de caerse en picada. El Banco Central ha reducido las tasas de interés a un nivel sin precedentes. El gobierno también ha permitido que el real sufra una depreciación frente al dólar. Rousseff y sus ministros han tomado la competitividad como su nuevo lema.

Entre sus primeras metas estuvo el costo de la energía eléctrica...

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