Libia: ¿particion o guerra civil prolongada?

AutorBartet, Leyla
CargoINTERNACIONAL

[ILUSTRACIÓN OMITIR]

Cuando se iniciaron las protestas en Libia, a fines de enero del año pasado, nadie imaginaba que la tierra de Gadafi habría de hundirse en una guerra internacionalizada como la que hoy llena de sangre y muerte el territorio de ese rico país petrolero.

En efecto, tras lo ocurrido en Túnez --donde el dictador Zine el-Abidine Ben Ali fue derrotado por el movimiento popular iniciado el 14 de enero-- o en Egipto --donde frente a las imparables protestas Hosni Mubarak debió dimitir y dejar El Cairo el 11 de febrero--, la opinión pública internacional imaginó que Libia correría el mismo destino.

Pero, sin lugar a dudas, se trata de una situación, si no más compleja, cuando menos estructuralmente diferente.

Es una certeza que el mundo será mejor sin las excentricidades sanguinarias del líder libio, pero eso no justifica el empleo de cualquier método para eliminarlo de la escena, sembrando precedentes de alto riesgo en el campo de la política internacional. De los diez mil raids aéreos realizados desde el 19 de marzo --tras la

decisión 1973 de la ONU y en violación de su contenido--, una tercera parte han sido ataques a tierra. Y, sin embargo, el objetivo no se ha logrado hasta la fecha en que se escribe este artículo. ¿Vale la pena continuar por ese camino? ¿Vale la pena olvidar que los principios fundadores del sistema de Naciones Unidas imponen el empleo de la negociación antes que la violencia bélica?

EL ENGRANAJE DE LAS ARMAS

Ocurre que en Libia el rechazo de su población civil no ocurrió del modo unánime que se había observado antes en Túnez y Egipto. Si ha existido sublevación, esta se limita esencialmente a la región cirenaica del este libio. A esta diferencia --cuyas raíces analizaremos más adelante-- se ha agregado la decisión de intervención de la ONU basada en las resoluciones 1970 y 1973, ambas promovidas por Washington. Esta intervención es hoy cuestionada por numerosos miembros de Congreso estadounidense pues con ella se violaría el Word Powers Act, concebido para limitar los poderes presidenciales en el desencadenamiento de conflictos bélicos. (1)

En realidad, de la decisión de exclusión aérea de la ONU para proteger a la población civil de los bombardeos de Gadafi aprobada a regañadientes por la Liga Árabe, se pasó a una intervención militar de la OTAN que ha causado muerte y destrucción en diversas ciudades afectas a Gadafi. Con razón, a inicios de la intervención militar, la delegación alemana ante la ONU hizo notar que la poca información disponible dentro del Consejo de Seguridad en relación con la situación en el terreno, sumada a la ignorancia de la naturaleza real de la insurrección armada (¿revuelta tribal?, ¿expresión política del hartazgo popular?, Lmanipulación de grupos islamistas, activos en varias ciudades del este? (2)), incitaban a la cautela.

Tres meses y quince mil muertos más tarde, la OTAN parece dispuesta a derrocar a Muammar el Gadafi a cualquier costo, sea este destruir el país o violar el mandato de protección de civiles que emitió la ONU. Ahora que ya se ha comprobado tanto la voluntad del dictador de aferrarse al poder como la incapacidad de los rebeldes para expulsarlo por la fuerza, la comunidad internacional se interna en un callejón cuya única salida, por el momento, es el incremento de la apuesta militar para evitar como sea que Gadafi salga vivo de esta crisis.

El 14 de junio, un analista del diario español El País recordaba: "A estas alturas muchos prefieren olvidar (i.e. el gobierno de Nicolás

Sarkozy en Francia) que la resolución 1973 se aprobó para evitar la masacre de civiles desarmados y responder a una seria crisis humanitaria. A estos amnésicos les conviene ocultar que su marco de actuación se circunscribía a garantizar el embargo de armas a todos los combatientes, la imposición de una zona de exclusión aérea y la protección de civiles, pero se eliminaba la intervención terrestre como instrumento y la caída del régimen (por impresentable que fuera) como objetivo. Por el contrario, y en un proceso que ha llevado a las fuerzas extranjeras a convertirse en el componente aéreo de una de las partes en lucha, se pretende presentar la entrega de armas a los rebeldes, su asesoramiento militar sobre el terreno y el ataque a objetivos que nada tienen que ver con la amenaza a civiles, como tareas amparadas por dichas resoluciones". (3)

Gadafi selló su suerte cuando, en febrero, decidió responder a las demandas de...

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