Hacia una nueva visión de la separación de poderes en América Latina

AutorGabriel Negretto
Páginas183-221
Hacia una nueva visión de la separación de poderes en América Latina
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Hacia una nueva visión de la separación
de poderes en América Latina
Gabriel L. Negretto
I. INTRODUCCIÓN
Los regímenes presidenciales latinoamericanos se fundaron
originariamente en una versión del concepto de separación
de poderes popularizada en el modelo de frenos y contra-
pesos de la Constitución Americana. A diferencia de un esquema
de separación pura, que coloca en manos de distintos agentes el
ejercicio de una función estatal específica, el modelo de frenos y
contrapesos propone complementar la división formal de poderes
con dos elementos adicionales. Por un lado, un sistema electoral que
induzca en cada rama de gobierno una representación de intereses
lo más diversa posible. Por otro, una distribución de poderes tal que
permita a cada uno de los agentes estatales bloquear las decisiones de
los otros en ausencia de acuerdo entre los mismos. La idea central de
este mecanismo es mantener la separación a través del equilibrio.
A pesar del prestigio que aún goza a nivel teórico y del atrac-
tivo que ha ejercido históricamente, este trabajo argumenta que el
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Gabriel L. Negretto
modelo de frenos y contrapesos no representa hoy ni una estrategia
de diseño normativamente deseable ni es de hecho el criterio de se-
paración de poderes que siguen la mayor parte de las constituciones
Latinoamericanas. No es un diseño normativamente deseable puesto
que se trata de un sistema que frustra tanto las posibilidades de
formar mayorías legislativas con capacidad decisoria como de lograr
decisiones rápidas y eficientes en casos donde los cambios de legis-
lación se tornan necesarios o deseables para satisfacer las demandas
de la ciudadanía. Por otra parte, la vigencia actual del modelo es
limitada en América Latina, dado que la mayoría de los regímenes
constitucionales de la región han eliminado o bien la representa-
ción de intereses diversos en cada rama de poder o bien moderado
sus capacidades de bloqueo mutuo, sobre todo concentrando en el
ejecutivo el poder de promover cambios de legislación.
Tomando en cuenta las deficiencias del modelo original de
frenos y contrapesos y las reformas que se han introducido para
superarlas en América Latina, el objetivo final de este trabajo es
articular los lineamientos una nueva visión de la separación de
poderes tendiente a satisfacer las demandas de legitimidad y efi-
ciencia que pesan sobre las nuevas democracias de la región. Esta
propuesta se funda no tanto en un abandono de los principios de
separación de poderes, como en su transformación, de un sistema de
balances y vetos mutuos a un sistema de integración y cooperación
entre poderes en el que la necesidad de promover acuerdos y com-
promisos sea equilibrada con la necesidad de arribar a decisiones
finales representativas de la pluralidad de intereses que componen
la sociedad.
Dividiré este trabajo en cuatro secciones. En una primera,
analizaré los elementos centrales del modelo tradicional de frenos
y contrapesos y de la lógica subyacente al mismo. En una segunda
sección, ponderaré los méritos y defectos de este sistema tomando
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en cuenta tanto la legitimidad como la eficacia de las decisiones que
el mismo puede producir. En tercer lugar, me referiré a las princi-
pales variantes que presenta hoy en día el esquema de separación
de poderes en América Latina. En una cuarta sección, analizaré
críticamente las opciones de diseño que existen actualmente en la
región, con el fin de reformular un modelo de separación de poderes
que permita conjugar la capacidad de gobernar en forma efectiva con
la necesidad de asegurar el pluralismo representativo y la legitimidad
democrática del proceso de decisiones.
II. LA SEPARACIÓN DE PODERES COMO SISTEMA DE
FRENOS Y CONTRAPESOS
El modelo de frenos y contrapesos surgió como reacción ante
el despotismo parlamentario y los excesos mayoritarios que a juicio
de la coalición dominante en la convención de Filadelfia de 1787
había supuestamente creado la doctrina de separación de poderes
adoptada por los estados Americanos desde 1776 (WOOD, 1969:
446-453; Vile, 1998:131-192; RAKOVE, 1996: 244-287). Las primeras
constituciones de las colonias Americanas fueron celosas en delinear
con precisión las funciones de cada rama del poder, pero lo hicieron
con el principal objetivo de fortalecer a las asambleas legislativas
frente al ejecutivo. De esta manera, eliminaron o debilitaron el poder
de segundas cámaras, privaron al ejecutivo de todo poder de veto en
materia de legislación, e hicieron del mismo un funcionario electo
por la legislatura (RAKOVE, 1996: 250). También buscaron, aunque
en menor medida, evitar la influencia de los jueces sobre las deci-
siones legislativas, subordinando sus funciones a las del parlamento
(WOOD, 1969: 159-161). El gran defecto de este diseño, de acuerdo a
los constituyentes de Filadelfia, fue no prever la posibilidad de que
el parlamento mismo se erigiera en un poder absoluto que colocara
bajo su influencia a las otras ramas del poder.

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