Farid Kahhat: un peruano de origen palestino.

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CargoINTERNACIONAL - Entrevista

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¿Cómo te convertiste en un analista internacional?

Soy peruano de origen palestino y no es casual que los temas que me interesen sean básicamente América Latina y Medio Oriente. El tema palestino es particularmente importante para mí. Cuando yo tenía 12 años se producen los atentados de Múnich y el término >, en los medios de comunicación, aparecía indisociable del de terrorista. En un primer momento, la reacción fue negar mi origen, no hablar del tema, decir que era de origen árabe, y luego me dio curiosidad por saber cuál era la realidad del asunto. Me fui metiendo cada vez más en el tema y estudié sociología con énfasis en ciencia política. En ese entonces en el Perú no había ciencia política como disciplina y mucho menos relaciones internacionales, salvo en la Academia Diplomática que, si bien tiene un buen nivel académico, implicaba pasar por el proceso de admisión para la profesión diplomática, cosa que no me interesaba.

Lo de peruano de origen palestino suena un poco francés, français d'origine. Acá no se maneja mucho esa idea.

El problema acá es que usualmente reivindicar un origen extranjero es una forma de desmarcarse del pasado andino de este país; es decir: no soy indio, no soy cholo. Sin embargo, yo lo reivindico en el caso palestino porque es una situación distinta. Finalmente, un peruano de origen italiano tiene una familia originaria de un Estado que existe, próspero, y que no va a dejar de existir si él se desentiende del asunto. El palestino, en cambio, es el único pueblo en el mundo cuya mayoría de integrantes no tienen ciudadanía en ningún Estado del planeta. Además, es una nación cuya identidad está siendo acosada por la potencia que ocupa su territorio. Israel contó siempre con la posibilidad de que la identidad palestina se fuera diluyendo en el tiempo y, con ella, la resistencia a la ocupación. Golda Meier decía: >. En el caso de los palestinos, el vínculo de la diáspora con quienes viven bajo ocupación es importante, precisamente porque la identidad nacional está en juego y porque es el único pueblo que no tiene derechos ciudadanos en ningún Estado del planeta.

¿Cómo llega tu familia al Perú?

Mi madre nace en Ayacucho. Mi familia no migra por razones estrictamente políticas, sino por la penuria económica que se vivía en el Medio Oriente durante el mandato británico, que va desde 1921 a 1948. Los árabes palestinos en particular venían por el Atlántico, no por el Pacífico, y recalaban generalmente en el Uruguay. Claro, ellos no tenían idea de que América no era solamente los Estados Unidos. Llegaban al Uruguay y luego se iban internando siguiendo la ruta del ferrocarril. Ellos seguían las posibilidades comerciales, y así es como llegan al área andina. Los primeros palestinos llegan al Perú vía Bolivia.

¿Qué significa en el mundo Occidental ser árabe? ¿Qué tienes de árabe viviendo en América Latina?

Culturalmente muy poco. Hablo mal el árabe, no escucho habitualmente música árabe y no tengo costumbres árabes. En mi caso, honestamente, pienso que lo que mantiene el vínculo con el origen no es la etnicidad tanto como el hecho de que creo que la causa palestina es una causa justa de acuerdo con el derecho internacional. Hay otras causas que también son justas, como la de los tibetanos bajo ocupación china, pero la palestina me toca más por el mero hecho de que mi familia fue víctima de confiscación de propiedades y, en algunos casos, de represión.

En Occidente hay dos categorías que no se suelen distinguir. Andrés Oppenheimer, un periodista especializado en temas internacionales, usa de manera intercambiable los términos árabe y musulmán, y uno se pregunta qué puede esperar el público en general de tal desconocimiento. El islam es una religión y la cultura árabe es una cultura con una raíz lingüística; o sea, es árabe todo aquel cuya lengua materna es el árabe, y puede profesar cualquier religión. Contra lo que se suele creer, hay judíos árabes, judíos cuya lengua materna y cultura en general son árabes. La identidad árabe, además de lo lingüístico, tiene algunos elementos culturales, desde la astronomía hasta la arquitectura. Si bien ser árabe y ser musulmán son dos cosas distintas, la mayoría de los musulmanes no son árabes y un pequeño porcentaje de los árabes no son musulmanes sino cristianos. También es cierto que el árabe es la lengua del Corán, y dentro de la tradición musulmana es la lengua en la que Dios revela la última etapa de su verdad a los seres humanos. Durante mucho tiempo hubo un nacionalismo panárabe, que tiene un paralelo con el sueño bolivariano en América Latina. Sostiene la idea de que fuimos divididos artificialmente por potencias coloniales, pero que había rasgos culturales y una voluntad política de ser un solo Estado. Este proyecto también se frustra en el mundo árabe, aunque en este caso hay una intervención deliberada de los Estados Unidos y de potencias occidentales con el propósito de impedir que el nacionalismo árabe fructificara como potencia política, mientras que en América Latina el hecho de que no haya grandes naciones de herencia bolivariana es esencialmente culpa nuestra.

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Turquía vive el dilema de ser oriental u occidental, sobre todo ahora que desea entrar a la Unión Europea. Arabia Saudita sería, en cambio, el área más rica y retrógrada al mismo tiempo, la más proamericana. Da la impresión de que el mundo palestino no estuviera respaldado por las naciones árabes. ¿Cómo ves ese escenario?

Turquía y Arabia Saudita son dos países del Medio Oriente, pero solo Arabia Saudita es un país que, además de tener mayoría musulmana, es árabe. Turquía es un país musulmán pero no árabe. Creo que para entender al Medio Oriente la clave, en el plano cultural, es darse cuenta de que cuando el imperio árabe musulmán se expande, expande tanto la lengua y la cultura árabes como la religión musulmana, pero no imponen ninguna de las dos. Y en algunos casos hay conversiones a la religión sin asumir la cultura árabe. Los turcos se convierten al islam, pero no se vuelven árabes, al igual que los iraníes. Y en otros casos, los cristianos de casi todo el Medio Oriente asumen la cultura árabe pero no se convierten al islam en su gran mayoría. Una buena parte sí, pero mantienen la religión y asumen la lengua del imperio árabe musulmán. Las divisiones árabe/no árabe, musulmán/no musulmán son las dos grandes líneas de fractura en el Medio Oriente en el plano cultural. A su vez, dentro de los musulmanes está la división entre sunitas y chiitas, de carácter...

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