Las emergencias de los serenazgos

Por Gino Costa. Presidente de Ciudad NuestraLas debilidades de las comisarías no son nuevas, se vienen arrastrando hace años. La única manera de entenderlas es reconociendo que son el resultado de un largo proceso de abandono por parte de sucesivos gobiernos. Su impacto quizá mayor se ha expresado en la vigilancia y el patrullaje, que junto a la investigación criminal constituyen las dos funciones básicas de la policía.Hoy en la práctica las comisarías ya casi no cumplen ninguna de estas dos funciones y se limitan a atender al público y a registrar denuncias, y en las zonas pobres a organizar algo la prevención comunitaria de la violencia y el delito. Y esto a pesar de que cuentan con una tercera parte del personal policial a escala nacional. En realidad, lo que ocurre es que los agentes de las comisarías constituyen la oferta principal de mano de obra para los servicios a particulares. Esa es su función principal.El vacío dejado ha sido suplido por las municipalidades a través de los serenazgos, que son los que brindan el servicio de vigilancia y patrullaje en el ámbito distrital, tradicionalmente responsabilidad policial. Los serenazgos tienen un poco más de 20 años de existencia, pero su expansión ha sido significativa.Mientras que en el 2003 solo el 7% de las municipalidades contaban con serenazgos, en el 2012 la cifra llegó al 39%. Si bien la institución primero se expande y consolida en Lima y Callao, su presencia nacional es, hoy, indiscutible. Este crecimiento ha ido acompañado por el del número de serenos, que pasó de 5.164 a 22.686.Encuestas realizadas por Ciudad Nuestra en el 2012...

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