Dos formas de entender a Beethoven

Por Enrique Planas

Una razón para explicar las diferencias generacionales radica en el origen de sus fuentes de información. En cómo los jóvenes aprehenden un mundo diferente al de los mayores, lejos de sus convenciones y costumbres rígidas. Recibimos todos, sin saberlo, versiones reescritas, modificadas, algunas veces drásticamente transformadas de un original, adaptado al espíritu de cada edad. Así, el desencuentro, el equívoco, resulta inminente.

Pienso, por ejemplo, en mi hermana menor. Cuando aún existían tiendas de videos de alquiler, descubro en una de ellas ?Mi amada inmortal?, una libre biografía del compositor alemán Ludwig van Beethoven. Es la película ideal para ver con mi madre, un excelente pretexto para visitarla.

La llamo por teléfono. Le digo: ?Tengo una película sobre Beethoven para ver juntos?. Ella se alegra. Al otro lado de la línea, escucho lejana la voz de mi hermana, entonces adolescente, que pregunta quién llama. ?Es tu hermano. Trae una película de Beethoven?, responde.

?¿El perro?? ?Pregunta ella, pensando en la cinta protagonizada por un mastodóntico San Bernardo. ?¡Cuál perro! Beethoven fue un gran músico?, le informa mi madre. Escucho el diálogo reprimiendo la risa y pienso, con paternal ánimo educativo, que será necesario ver la película protagonizada por Gary Oldman todos juntos.

De noche, el VHS engulle la cinta y nos envuelve la sonata ?Claro de luna?. La anécdota cuenta que, a la muerte de Beethoven en 1827, Antón Felix...

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