Cómo destacar según la ciencia del cerebro

Por Edward Hallowell. Psiquiatra Infantil

Como psiquiatra infantil, todos los días debo ayudar a jóvenes con problemas de rendimiento para que les vaya mejor. Recientemente atendí a un muchacho, al que llamaré Tommy, el que iba a los tumbos en sexto grado, a pesar de que sus padres y profesores le exhortaban con vehemencia para que se esforzara más.

Yo notaba lo abatido que se sentía, así que recurrí inmediatamente a un procedimiento que desarrollé para los chicos como él. Empecé averiguando qué le gustaba hacer (construir cosas y tocar guitarra) y para qué era bueno (matemáticas, ciencias, música y los proyectos prácticos) y lo urgí a que hiciera esas cosas más seguido. También gestioné que lo cambiaran de curso hacia otro donde se sintiera más cómodo, pues tenía un conflicto evidente con el profesor, y aconsejé a los adultos a cargo que se aseguraran de que estuviera involucrado de manera imaginativa con su clase, más que sentarse en su puesto, muerto de aburrimiento.

Les dije que desafiaran a Tommy pero no mediante castigos: el mensaje debía ser ?te pido más porque sé que puedes dar más?. Tras unas semanas, ya se esforzaba más y estaba ansioso por ir a la escuela. Empezó a recibir un ?feedback? positivo que avivó sus deseos de esforzarse aun más.

Podría preguntarse qué tiene que ver este relato con usted, un adulto que trabaja o dirige una compleja organización de negocios. Muchas personas se sienten en el trabajo de la misma forma que Tommy en la escuela. Piense en estos tres ejecutivos: Megan, una ejecutiva de márketing con estupendas habilidades y hábitos de trabajo, llega a rastras a su oficina porque la cultura de su empresa está llena de murmuraciones malintencionadas y favoritismos. Alex, un graduado de Harvard Law School, en vías de convertirse en socio de una prestigiosa firma legal de Nueva York pero que odia su trabajo: Cada día se obliga a ponerse el traje y la corbata y fingir una sonrisa cuando sale del ascensor. Luke es un alto ejecutivo de una exitosa empresa de comida para mascotas que hace poco fue adquirida por una gran corporación. Le sorprende la rapidez con que fue destruida la magia de la pequeña empresa.?Mi diagnóstico en cada uno de estos casos es una ?enfermedad? llamada desconexión. Puede difundirse igual que un virus. Extrae los jugos vitales de las empresas. Y dado que el mundo del trabajo está cambiando tan rápido donde lo nuevo se vuelve viejo muy pronto; lo rápido se hace lento; lo privado, público; lo...

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