Los bancos de Brasil pierden su brillo con la desaceleración del crecimiento

Por Patrick Jenkins. Director editorial de banca

Habrá pasado desapercibido para todos menos para los seguidores más obsesivos de las finanzas latinoamericanas, pero el mes pasado el Banco Central de Brasil tomó el control del BVA, un pequeño banco de préstamos con siete agencias.

Los detalles de lo que salió mal siguen siendo poco claros. Pero esto apunta hacia un problema más amplio: en los últimos dos meses un puñado de otros bancos brasileños se ha encontrado en dificultades mientras la economía del país ha comenzado a trastabillar. La tasa de crecimiento del PBI del 1% que se espera para el segundo semestre de este año se encuentra de forma vergonzosa muy por debajo de la tasa de expansión que es usual en la región BRIC.

Esta es una preocupación para los que invierten en los grandes bancos del Brasil, tanto para los que tienen nombres locales como Itaú-Unibanco y Bradesco, como para los operadores extranjeros, entre los que se encuentran los que están controlados por Santander, Citigroup y HSBC, aún cuando no sea un asunto de vida o muerte.

Una de las mayores presiones que ha oprimido a los pequeños bancos brasileños que han caído es común en todo el sector: una restricción incómoda en la rentabilidad debido, por un lado, a menores ingresos y, por otro lado, a mayores costos sobre deudas incobrables.

Conforme ha empeorado la perspectiva económica, las compañías y los consumidores han ajustado sus cinturones, afectando las posibilidades de crecimiento de los préstamos bancarios. Al mismo tiempo, más prestatarios se han visto imposibilitados de pagar sus deudas, elevando de este modo las cobranzas por deterioro.

Las tasas de crédito moroso han estado subiendo otra vez y normalmente se encuentran en 6% o 7% en la mayoría de los grandes bancos, en comparación con el 1%, 2% o 3% en la mayoría de las demás economías importantes.

Sumado a las dificultades que enfrentan los bancos, está la presión del gobierno a que se reduzcan las tasas de interés que estos cobran.

En cierta medida, esto es un reacomodo tardío del mercado. Durante la última década, los bancos han estado cobrando inmensas tasas de interés sin ningún control. Ahora parece que se está haciendo un esfuerzo por reducir el 25% de la rentabilidad de los recursos propios que los bancos han estado cobrando tradicionalmente, a una cifra por debajo del 15%, en línea con sus pares internacionales.

Por lo tanto, ¿qué deben estar pensando los inversionistas? Últimamente, el sentimiento...

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