¿Estamos en piloto automático?

Por Luis Carranza. Ex ministro de Economía y FinanzasEn medio de la desaceleración económica actual surge la crítica sobre si estamos en piloto automático o no. En realidad, esta es una crítica que se ha hecho consistentemente a los últimos tres gobiernos. En líneas generales, lo que tenemos desde hace más de 20 años es una economía de mercado con instituciones fiscales y monetarias sólidas y un manejo prudente de las principales variables macroeconómicas (gasto público, tamaño de la deuda respecto a producción, inflación, entre otras). Si a esto se llama piloto automático, entonces no es un defecto sino una virtud, porque genera predictibilidad y reduce los riesgos macroeconómicos para los agentes privados. De hecho, es el principal activo distintivo de la economía peruana.A los que les molesta la disciplina fiscal y reclaman una mayor participación del Estado en la economía, ciertamente, criticarán este ?piloto automático?. Sin embargo, nuestra historia y la comparación actual con los vecinos nos enseñan que mantener reglas y ser prudentes es más beneficioso en el largo plazo que ser discrecionales y aumentar excesivamente el tamaño del Estado. Ahora bien, si observamos la evolución de las políticas monetarias y fiscales se tienen cambios importantes en estos 20 años, lo que dista mucho de una actitud pasiva. En el caso de la política monetaria, el cambio institucional más importante fue la independencia del instituto emisor (Constitución de 1993) y el objetivo único de inflación (Ley Orgánica del BCR). En el campo operativo, en los noventa se tenía como objetivo el control de la cantidad de soles circulando en la economía, lo que permitió ir estabilizando los precios. Una vez que se llegó a una inflación estable de un solo dígito se pudo reducir la volatilidad de la tasa interbancaria en soles y luego se pasó a un esquema de metas explícitas de inflación (principios del 2000), con las tasas interbancarias en soles respondiendo a la tasa de política monetaria fijada por el Banco Central, generando mayor predictibilidad de los precios de los activos financieros en soles en el corto plazo. En el lado fiscal, en los noventa se instaló el Comité de Caja, que tenía un manejo de muy corto plazo del gasto público, siendo el objetivo fundamental la estabilidad de las cuentas fiscales. La credibilidad se ganaba a través de acuerdos con el FMI, que garantizaba a los agentes privados que la situación fiscal era sostenible. A fines de los noventa, en...

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